Con la noche como telón de fondo y la frondosa vegetación del Valle de Tucacaba como escenario, la guitarra del músico cruceño Sebastián Blumberg resonó por todo el paisaje que rodea a Santiago de Chiquitos.
Un mirador del parque se trasformó así —durante unas horas del 23 de marzo— en un teatro donde los espectadores disfrutaron de la interpretación de diferentes géneros musicales junto a Blumberg, Timpana (Cochabamba) y Las Majas (Santa Cruz). El evento fue parte de las actividades del Festival Conservarte, que se realizó del 12 al 15 de marzo, en Santiago de Chiquitos y Roboré, en el departamento de Santa Cruz.
“En 2015 se realizó la primera versión del Festival Arte para la Conservación (Conservarte) como una iniciativa del artista plástico Leoni y del empresario y biólogo Steffen Reichle. La intención era tener un festival que permita sociabilizar la importancia de la conservación de nuestras áreas protegidas y fortalecerlas y generar ingresos sostenibles a través del turismo”, comenta Rubens Barbery, presidente del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad), una de las instituciones organizadoras, junto al Gobierno Autónomo Municipal de Roboré y la Reserva Municipal de Vida Silvestre Valle de Tucabaca.
Durante los cuatro días que duró el evento los habitantes de ambas poblaciones y los visitantes nacionales e internacionales pudieron disfrutar de pintura de murales y escultura en vivo, exposiciones de fotografía, performances y conciertos de música tradicional, folklórica, clásica y jazz, entre otros.
“Una de las actividades más llamativas fue un performance artístico realizado en el sendero que sube a los diferentes miradores del Valle de Tucabaca. Durante el recorrido los caminantes se encontraban con diferentes personas pintadas de animales silvestres en peligro de extinción que aparecían desde el bosque, saliendo de cuevas e interactuando con el visitante. Al llegar a la cima se encontraba con un escenario donde, a través de la pintura y la interpretación teatral, se fusionaba el hombre y la naturaleza. En este espectáculo tuvimos el privilegio de contar con la participación de la actriz, presentadora de TV y actual Reina del Carnaval Cruceño, Romy Paz Arteaga”.
Los foros y conferencias medioambientales que siempre son parte su programa le dieron a esta sexta versión un toque emotivo, ya que se tocaron temas relativos a los incendios forestales que sufrió la zona en agosto de 2019. En ellos expertos dieron capacitaciones en diferentes áreas y también se entregó equipamiento al equipo de bomberos locales.
“El Conservarte de este año tenía una sensibilidad diferente porque fue la primera actividad de naturaleza turística grande que se pudo realizar desde agosto del 2019, primero por los incendios y luego por los conflictos sociales. Son ocho meses para un sector turístico en crecimiento conformado por pequeños emprendimientos que de repente se ven obligados a paralizar sus actividades por completo. Teníamos la esperanza de que este Festival sea el inicio de un año de recuperación económica y ambiental de Chiquitos, realizando la primera actividad exitosa en Santiago y Roboré, y demostrando la capacidad de resiliencia de la población. Creemos que se cumplió a cabalidad con todo, pero que lamentablemente nuestras expectativas futuras se tendrán que ver nuevamente postergadas por la pandemia mundial que afectará aún más a un sector ya golpeado”, detalla Barbery.
Si bien el futuro es ahora incierto en lo que respecta a la recuperación social y económica después de la pandemia del COVID-19, son iniciativas como esta — con el conocimiento y experiencia adquiridos— las que pueden marcar la pauta para generar actividades que despierten solidaridad, creatividad y movimiento económico, a nivel nacional.
Durante cuatro días, Roboré y Santiago de Chiquitos se transformarán en el centro del arte boliviano al albergar la sexta edición del Festival Arte para la Conservación (ConservArte). El encuentro reunirá a más de 100 artistas nacionales e internacionales que desplegarán sus talentos en escultura, pintura, poesía, literatura, música, danza, teatro y fotografía, entre otros.
Desde su primera edición, en 2016, la iniciativa promueve un mensaje de conservación de áreas protegidas y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. Pero este año, a raíz de los incendios del pasado invierno que dañaron gran parte de la flora y fauna de la región, los organizadores decidieron incluir una serie de actividades de pago que ayuden a recaudar fondos para la Reserva Municipal de Vida Silvestre Valle de Tucabaca.
Entre los artistas invitados se encuentran el guitarrista Fernando Díez, el artista plástico Gonzalo Jacinto Condarco, el violinista Jarol Alexis Suárez Gómez y la bailarina Mariela Florencia Roa Velasco.
También estará el escultor Sixto Angulo y el fotógrafo Steffen Reichle, al igual que los grupos Gustavo Orihuela Quartet y ContraPunto. El artista chileno Juan Pedro Montefinale y el boliviano Francisco Roa serán parte de una de las actividades inaugurales del festival, hoy a las 8:00, con una pintura de mural en vivo bajo la temática “Cuidemos la Naturaleza”.
De hecho, durante toda la primera jornada se llevarán a cabo varias intervenciones artísticas -en tiempo real- en madera, hierro, piedra, arcilla y pintura. También se realizarán talleres abiertos al público de trabajos en arcilla y acrobacia, al igual que una visita guiada a las Pozas de Santiago de Chiquitos. Además, este primer día contará con un concierto de música tradicional en el Templo Misional de Santiago de Chiquitos, como parte del acto inaugural del festival.
El segundo día hace un especial énfasis en la música con diversos conciertos en distintos escenarios. Tere Morales y Mau Montero se presentarán en el Mercado Municipal de Roboré, mientras que el Casino Militar de Santiago de Chiquitos albergará la música clásica de Sebastian Blumberg y del Coro y Orquesta de Santiago de Chiquitos. Los grupos Timpana y Las Majas, por su parte, brindarán un concierto al aire libre, en la que se ha denominado “una noche acústica bajo las estrellas”.
Esta segunda jornada también contará con una de las actividades más destacadas del festival que es el Foro Conservación del Ambiente e Incendios Forestales.
“En el festival siempre buscamos un espacio académico para poder conversar sobre temas ambientales”, explicó Rubens Barbery, presidente del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad). “Por lo general se invita a gente especializada, pero este año lo hemos abierto al público porque creemos que es importante contar con un espacio para poder conversar sobre lo sucedido el año pasado y cómo prevenir que eso no vuelva a suceder. Sobre todo, tener un enfoque de lo que se perdió y de lo que se podría haber perdido”, explicó.
El tercer día se iniciará muy temprano con un desayuno rural característico de la gastronomía chiquitana, los asistentes podrán ordeñar leche. Poco después se recibirá el amanecer al ritmo de tambores y violines, y se invitará a un trekking guiado por la Serranía de Chiquitos.
La cuarta y última jornada tiene como protagonista a la plantación de árboles bajo el lema “Chiquitos Vive”. El objetivo es transformar algunas zonas urbanas con plantas nativas y recaudar fondos para el fortalecimiento del Área Protegida Municipal de Tucabaca. La clausura del festival se llevará a cabo a eso del mediodía, poco después de un recorrido con música y baile por las obras finalizadas de todos los artistas.
El encuentro, que se llevará a cabo entre hoy y el domingo 15, es organizado por tres instituciones públicas y privadas: el Cepad, el Gobierno Autónomo Municipal de Roboré y Reserva Municipal de Vida Silvestre Valle de Tucabaca.
Datos importantes del Festival ConservArte
¿Cuándo? El Festival Arte para la Conservación se realizará desde hoy hasta el domingo 15 de marzo.
¿Dónde? En diferentes puntos de los municipios Santiago de Chiquitos y Roboré.
¿Cuánto? La mayoría de las actividades son gratuitas. Este año se incluyeron algunas de pago en beneficio de la Reserva Municipal de Vida Silvestre Valle de Tucabaca. Las mismas tienen un costo que va desde 15 hasta 25 bolivianos.
Llegamos a Roboré luego de 11 horas de viaje desde Santa Cruz. Íbamos en dos vagones artistas y público que viajaba a conocer la reserva, el festival y los paisajes que tiene esa zona.
El festival tenía una programación extensa los cuatro días que duraba, para los artistas y el público en general. Talleres de arcilla, de elaboración de peluches con la temática de animales silvestres, foros relativos a la conservación de la biodiversidad, talleres de acrobacia y elaboración de máscaras, murales, esculturas, danza, ferias artesanales y hasta masajes con hierbas y aceites naturales. El mayor atractivo eran las visitas guiadas a los miradores y las pozas de agua naturales de Santiago de Chiquitos donde caminamos siete kilómetros de ida y siete de vuelta, además de las aguas calientes y manantiales de Roboré. Hay que armarse de valor para hacer esas caminatas debido al calor que hace, pero al final realmente vale la pena. Tanto en Santiago como en Roboré, que están a 30 minutos de distancia, hay alimento y rica comida tradicional para disfrutar a precios bastante accesibles. Uno puede elegir viajar desde Santa Cruz en tren (11 hrs.) o en flota (5 hrs.), depende del tipo de aventura que estés dispuesto a tener.
En el festival mismo se instalaron varios escenarios, el principal en la plaza de Santiago donde normalmente asisten al rededor de 500 personas por noche (no hubo tanta afluencia esta vez debido a las medidas por la pandemia, que se anunciaron una vez que ya estábamos allá) y otros alternativos como en el hermoso mirador del Órgano. Desde allí se mira, hermoso, el valle de Tucabaca al fondo. Un escenario natural y un sueño que tenía pendiente Rubens Barbery, presidente del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible CEPAD , que se hizo realidad. A ese concierto lo llamaron “Noche bajo las estrellas” y allí actuamos TIMPANA, Las Majas y Sebastián Blumberg, con el público echado en el pasto, con la luna roja de fondo y el escenario verde al aire libre. También habían otros escenarios y músicos como Tere Morales y Mau Montero, que hacían música acompañando a los muralistas que llevan días pintando y hacen que la gente se acerque a apreciar su trabajo.
Conservarte 2020, arte para la conservación, es un Festival gestionado por el CEPAD con el apoyo de la alcaldía de Roboré. Este año fue su sexta versión y hasta el año pasado yo no había escuchado nunca de él. Asistir este año, encontrando más de 100 artistas en cuatro días de fiesta, donde el arte, la cultura y el medio ambiente son el motor impulsor para la conservación y el turismo sostenible y solidario, fue una hermosa sorpresa. Y creo que a futuro debería ser declarado patrimonio nacional, sin duda alguna.
El festival ConservArte se realizó entre el 12 y 15 de marzo, 2020
Le coquetea al cielo y se pavonea hasta donde alcanza la vista. La reserva municipal del Valle de Tucabaca es un verde profundo. Su imponencia evoca un mar en pleno corazón de Sudamérica. Hoy, un día de marzo, esta inmensidad hace de fondo a dos jaguares y una paraba pintadas en el cuerpo de tres mujeres que les escenifican. En el amanecer previo hubo tambores, flautas y violines que interpretaron chovenas chiquitanas por la calles de un pueblo –Santiago de Chiquitos– donde niñas y niños bailaron con visitantes. Durante tres noches, una iglesia jesuítica casi tricentenaria y las estrellas hicieron de telón para intérpretes musicales y artistas que erizaron a los turistas.
Todo ocurrió en el Festival Arte para la Conservación, o ConservArte, que celebró su sexta versión del 12 al 15 de marzo en Roboré, municipio cruceño distante a cinco horas de la capital oriental. Fue la primera coordinada por el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad), tras la creación, en 2015. Aquel entonces el artista plástico Leoni Manrique y los biólogos Yuvinka Gareca y Steffen Reichle decidieron apostar por este proyecto.
Las actividades se realizan en Santiago de Chiquitos, la comunidad que está dentro del área protegida, y Roboré, la capital del municipio. Ambos son tricolores: colorada la tierra de sus anchas calles, verde frondoso de su bosque tropical y celeste el cielo de su picante sol. En las paredes de ambos sitios hay rastros silenciosos de cada versión del ConservArte: murales de naturaleza y folklore. Uno dice: “Santiago me haces bien”. Santiago de Chiquitos, es un pueblo sin mercados, bancos ni surtidores, donde el arcoiris hace amague de encontrarse con la tierra en las narices de uno y la sonrisa de la gente hace que sea un refugio de la furia de las ciudades. No en vano le dicen la Antesala del Cielo.
Al contar con casi 60 actividades para cuatro días, 14 diarias en promedio, el festival tiene una agenda frenética de turismoque fusiona arte, cultura, naturaleza y foros, para experimentar en cuatro días lo que los locales viven todo el año: la valorización de su riqueza cultural y natural que marca su historia.
En Santiago de Chiquitos fue una asociación de padres quien organizó la Escuela de Música Misional de Santiago de Chiquitos. Los locales también son los artífices de que en las leyes conste la defensa ante las amenazas de explotación y la protección de su biodiversidad: nada más y nada menos que el bosque seco tropical mejor conservado del mundo -y una auténtica fábrica de agua. El lugar fue blindado allá por 2001 mediante una ordenanza municipal, solo con argumentos legales ante la falta de competencias estatales correspondientes. Actualmente, las leyes municipales y departamentales la reconocen como el Área Protegida y Reserva de Vida Silvestre de Tucabaca.
La agenda está ampliamente nutrida de actividades artísticas para elegir los cuatro días. Las hay para todas las edades y no solo para ser espectador. Incluye, además, una decena de disciplinas: murales, fotografía, escultura, pintura, performance, talleres de arcilla, acrobacia, elaboración de peluches de animales en peligro de extinción. Los cuatro días es posible observar a artistas esculpir piedra, madera y hierro; y dejarse transportar por las interpretaciones de los mejores músicos del país. Las ocho presentaciones de este año se dieron en las mañanas, tardes y noches; en el exterior del templo misional, por las calles de Santiago, a orillas de un balneario, y en el Mirador de Tucabaca al amanecer y atardecer.
Además del arte, hubo actividades para disfrutar la riqueza cultural chiquitana. La Feria Artesanal e Informativa se realizó durante tres de los cuatro días del ConservArte y contó con la participación de productoras locales de medicinas naturales y tradicionales, jabones, tejidos y bisutería. También se instaló un spa con medicinas naturales, un taller para pintar máscaras chiquitanas y de animales, juegos para informar sobre la biodiversidad, estudios al aire libre para retratarse con fotógrafos profesionales, elaboración de velas con técnicas de reciclaje y desayunos en una quinta para tener una experiencia rural.
A la biodiversidad roboreseña no solo llegan agendas culturales y artísticas de turismo. Muchas ansias de explotación privadas y estatales rondan sus tierras, aguas, fauna, flora, hierro y manganeso presentes en el muro del precámbrico que se yergue en el paisaje llano. La más reciente amenaza fue contra el fuego que no llegó a la reserva de Tucabaca por los esfuerzos de sus habitantes. Pues en la Chiquitania, los incendios arrasaron con más de cuatro millones de hectáreas en 2019. El tema no podía dejarse de lado, aunque el ConservArte sea un evento turístico, indicó el presidente del Cepad, Rubens Barbery. Es así que el segundo día se desarrolló el Foro Conservación del Medio Ambiente e Incendios Forestales y se hizo la entrega de donaciones internacionales de equipamiento de bomberos para Roboré y de Santiago de Chiquitos.
La agenda, por supuesto, no podía estar exenta de actividades en la naturaleza. Estas también se programaron para los cuatro días de festival, las hubo para todas las posibilidades físicas, y contaron con guías y espectáculos artísticos y musicales. Hubo desde visita al Balneario Municipal de Roboré, plantaciones de árboles endémicos en Santiago de Chiquitos; pasando por paseos en El Manantial, un complejo de senderos, aguas cristalinas y pinturas rupestres; hasta subida a los miradores del valle de Tucabaca, visita a las Pozas de Santiago de Chiquitos, escalones empotrados en la piedra que contienen y hacen cascadas de aguas cristalinas, y horas trekking por la serranía de Santiago de Chiquitos.
Seguramente, para quienes participaron del ConservArteeste año fue difícil regresar al frenesí de la vida citadina que además estaba en puertas de la semicuarentena por el contagio exponencial del coronavirus. Esa se suma a las muchas características del mundo moderno encementado que hacen valorar más lugares como el valle de Tucabaca, el municipio de Roboré, esfuerzos de conservación como los de sus habitantes, y eventos como el ConservArte, que hacen del arte y la cultura portales para reconectarnos con la inmensidad de la naturaleza, canales para convocarnos a la conservación de tal inigualable biodiversidad. Esta idea de festival, que nació entre vinos de biólogos y artistas, es ahora una antena de centenas de artistas y turistas para exaltar la conservación y vivir la Chiquitania en primera piel.
Una joya turística, lugar de pequeños encantos. Santiago de Chiquitos tiene todo lo necesario para reencontrarse y disfrutar la naturaleza. Por algo lo llaman “la antesala del cielo”.
Fundado en 1754, este pueblo custodiado por la Serranía de Santiago forma parte del territorio de las Misiones Jesuíticas de Chiquitos y está en Roboré, Santa Cruz.
Además de ser la única población enclavada en el área protegida Valle de Tucabaca, Santiago de Chiquitos tiene plasmado en sus paredes una diversidad de coloridos murales que evocan la naturaleza, su singular cultura -expresada en la música y tradiciones- y el encanto de su gente.
En diversos puntos se alzan también obras de arte en madera, metal y otros materiales que ponen en valor a El Abuelo; personaje de máscara blanca de aspecto risueño, en la que destacan las mejillas rojizas.
Las obras de arte son fruto del festival de música y arte para la conservación, ´Conservarte’, que se realiza desde hace seis años con la intervención de artistas bolivianos y extranjeros.
Ríos, pozas y cascadas
A 8 km del pueblo están Las Pozas: piscinas naturales de piedra con agua cristalina, que de acuerdo a la temporada puede estar fresca o muy fría. Foto: Ricky Arias
Los 640 kilómetros que se recorren desde Santa Cruz de la Sierra hasta este destino turístico, situado a 20 minutos del municipio de Roboré, valen la pena. Aquí el agua es uno de los elementos que se disfruta más, sobre todo en temporada de calor, de agosto a abril.
Entre los atractivos están “Las Pozas”, un conjunto de piscinas naturales, ubicado a ocho kilómetros del pueblo; en pleno bosque, como un oasis rodeado de grandes rocas y del imponente Bosque Seco Chiquitano.
En la parte más baja del municipio, cercadas de monte tupido se encuentran pequeñas playas de arena dorada. Allí los turistas disfrutan del agua fresca bajo cascadas que nacen en las serranías y forman los doce ríos que recorren el municipio de Roboré.
Bosque y centinelas de piedra
Desde la cima de la serranía, se ve enormes formaciones rocosas dispersas entre zonas llanas que aparentan ser centinelas petrificados de este mar verde. Durante años el viento a tallado estas asombrosas piezas. Foto: Steffen Reichle
Santiago tiene hermosos sitios para el disfrute de los visitantes pero el Mirador del Valle de Tucabaca es el referente turístico. Desde sus diferentes paradores se puede observar el majestuoso Bosque Seco Chiquitano que alberga a miles de especies vegetales y de animales. Este sitio es parte del Área Municipal de Vida Silvestre Tucabaca
La única forma de conocer este lugar es a pie. La caminata hasta la cima demanda entre 40 minutos y una hora, dependiendo del estado físico. El sendero está diseñado para ascender con seguridad los tramos que llevan al Mirador Chico (4.2 km.) y al Mirador Grande (5.7 Km.) Se aconseja usar zapatos con trilla para evitar resbalar.
Desde la serranía, este mar verde parece estar custodiado por centinelas de piedra. A lo largo del recorrido se erigen formaciones rocosas gigantes que han sido talladas por el viento.
Pinturas rupestres y formaciones rocosas
En la cueva de Juan Miserendino quedan vestigios de lo que fue la vida primitiva. Foto: Doly Leytón Arnez
En una jornada, que empieza a las cinco de la madrugada, se puede conocer otros atractivos naturales donde, además, se hallan vestigios de la presencia de civilizaciones antiguas. Las excursiones también se realizan a pie.
9 atractivos naturales de Santiago
Para realizar estas excursiones se recomienda contratar los servicios de un guía local. Para el ascenso a los miradores los guardaparques hacen de guías.
Es necesario llevar algún aperitivo, agua, repelente, protector solar y gorra de ala ancha. Usar ropa cómoda y zapatos con trilla.
Infotur
Precio del servicio de guías de la Asociación de Guías de Turismo Peabirú
Las Cuevas: 200 Bs
Las Colinas: 150 Bs
Las Posas: 200
Soledad: 150 Bs
El banquete: 120 Bs
El mirador: 150 Bs
Motacú: 150 Bs
Condiciones del servicio: Siete turistas por guía, el servicio no incluye transporte.
Contacto: 71339909
Costo de ingreso al área protegida: Bs 10
¿Cómo llegar a Roboré?
Transporte público en bus, trufi, taxi o transporte férreo.
Terminal Bimodal de Santa Cruz de la Sierra. Salidas diarias a partir de las 10:00 horas. Retorno desde la Terminal de Roboré. Salidas diarias a partir de las 8:00 horas en trufis y en flota desde las 17:00, ambas con conexión a San José de Chiquitos. Información Teléfono(s): (+591-3) 3488382 y 3488482
Transporte férreo
Expreso Oriental, salidas desde la Terminal Bimodal de Santa Cruz de la Sierra, los lunes, miércoles y viernes a las 13:00.
Ferrobús: Salidas los martes, jueves y domingo a las 18:00.
Tras varias horas de caminata por el bosque se llega a El Arco. Se trata de una formación de piedra que data de hace miles de años. Foto: Doly Leytón Arnez
Para quienes disfrutan del agua, La Colina en un hermoso lugar que tiene una cascada que alimenta una poza de agua clara. En sus alrededores se encuentran pinturas rupestres. Foto: Steffen Reichle
El primer mirador está a 4.2 km del ingreso al área. Desde allí se aprecia el bosque seco chiquitano que asemeja a un manto verde interminable. Foto: Steffen Reichle
El ambiente tranquilo del pueblo se torna festivo algunos días al año, como durante la celebración del festival Conservarte, que este año se realizó del 12 al 15 de marzo. Niños, jóvenes y adultos participan de las actividades que buscan concienciar sobre la importancia de preservar los recursos naturales de este pequeño paraíso. Foto: Doly Leytón Arnez
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